En Targu Jiu hay un conjunto escultural Constantin Brâncuși que se considera la cima de su carrera. En 1938 presenta la Columna del infinito, monumento a los jóvenes fallecidos durante la Primera Guerra Mundial. Conmemora el valor y el sacrificio del pueblo rumano que en 1916 se defendió de la invasión alemana. En el 2004 se terminaron unos trabajos de restauración de la obra primigenia que se encontraba deteriorada.
Estas obras se encuentran dispuestas en línea recta y son:
Este conjunto escultórico simboliza la vida del ser humano.
La Mesa del silencio y la Puerta del beso se encuentran en el parque principal de la ciudad; entre las mismas se encuentran sillas también hechas por Brâncuși y siguiendo la imaginaria línea determinada por estas dos, se llega a una de las iglesias ortodoxas de la ciudad. Continuando aún más por esta línea, se llega a laColumna del infinito (considerada su obra cumbre) ubicada también en el parque.
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